domingo, 21 de septiembre de 2008

SOLO - CLAUDIO BAGLIONI



SOLO
Claudio Baglioni
(Baglioni, C. Ramón, Amart)



Deja que sea
todo así
y el viento volaba
en tu foulard.
Guardabas ya
dentro de ti
las manos, las noches
y tu alegría.
No te cortes el cabello más,
come un poco más que estás delgada.
Y en la mesa entre el té y el pasaje
se moría nuestro triste adiós.
Deja que sea
todo así.
Y el cielo borraba
todo su azul.
No cambies tú jamás,
cuida bien de ti
y de tu vida, del mundo
que encontrarás.
Trata de no meterte en apuros,
abotona, por favor, tu abrigo.
Y entre el claxon de los autos y las campanas
te decía "No me enfadaré".
Y no sientas pena tú por mí,
vi tu aliento que se hacía humo.
Yo creía que me hundía lento, lento,
y tú lenta, lenta, te perdías.
Y quizá tarde o temprano
tú también comprenderás
que me llevas muy adentro.
Y quizá tarde o temprano
algún día pensarás
que estoy solo.
Y si ahora suenan las canciones
esas mismas que tú amabas tanto,
ella viene junto a mí, sonríe y piensa
que las quise dedicar a ella.
Y no sabe cuando te decía
come un poco más que estás delgada,
ni de nuestras fantasías del primer día
y de cómo te me marcharías.
Y quizá tarde o temprano
tú también comprenderás
que me llevas muy adentro.
Y quizá tarde o temprano
algún día pensarás
que yo...solo...quedo aquí.
Y cantaré solo,
caminaré solo
y solo continuaré.




Imagen de la portada del disco en: http://i1.ebayimg.com/03/i/000/e1/43/b5b2_1.JPG

BANDAS SONORAS

Entre Lorca y Murcia, escucho viejas canciones de los setenta. Románticas, melódicas, son la banda sonora de mi infancia. Me gustan Mocedades y Los Puntos, Jarcha y Fórmula V. Y a grito pelado y con la carne de gallina, gracias a Onda Regional Música, canto Llorando por Granada, de Los Puntos, recientemente versionada por otro estupendo grupo, El Barrio:

Dicen que es verdad
que se oye hablar
en las noches cuando hay luna en las murallas.
Alguien habla.
Nadie quiere ir
en la oscuridad
todos dicen que de noche está la Alhambra
embrujada.
Por el moro de Granada.
Dicen que es verdad
que su alma está
encantada por perder un día Granada
y que lloraba.
Cuando el sol se va
se le escucha hablar
paseando su amargura por la Alhambra
recordando y llorando por Granada.
Dicen que es verdad
que nunca se fue
condenado está a vivir siempre
en la Alhambra
y a llorarla.
Al atardecer
cuentan que se ve
entre sombras la figura
de aquel moro
hechizada.
Por perder un día Granada.
Dicen que es verdad
que su alma está
encantada por perder un día Granada.
Y que lloraba.
Cuando el sol se va
se le escucha hablar
paseando su amargura por la Alhambra
recordando
y llorando por Granada (bis)

MERENDERO PADILLA

Hay bullicio en una de las alamedas de Lorca. Los buñuelos de bacalao son lo más típico, me informa Feliciano, que luego se me acerca para preguntarme qué tal me va, para contarme anécdotas, regalarme un llavero, un mechero, unas postales y un calendario, decirme que las morcillas se las sirve el mismo carnicero desde hace decenios, y que llegó a preparar pavo confitado, pero que lo tuvo que dejar porque le daba mucho trabajo.
El Merendero Padilla es limpio, barato, popular, y lo atiende una bulliciosa y eficiente cohorte de cocineros y camareros que te sirven en un pispás. No me importa que se me enfríen las viandas, ni siquiera que me pingue el pantalón con el contundente alioli con el que untan las patatas asadas, porque Feliciano me sigue contando que aquella plancha es una de las originales, y que las demás las fue comprando a medida que el negocio crecía, y cuando le observo que todo parece muy limpio, me dice orgulloso que es así porque, por ejemplo, limpian esa gran mampara de ahí un par de veces a la semana.
Esos 42 tacos del Merendero Padilla son también los míos. Abre de abril a septiembre. Los meses luminosos. Buñuelos de bacalao y mollejas, queso asado y michirones, pinchos morunos y patatas, arroz con leche y pan de Calatrava. En Lorca. Los años, los meses, la comida, el festín, el placer de comer y de vivir.