Paro en Madrid. Así, interrumpo la rutina del viaje. Me gusta por unas horas el bullicio de la Gran Vía. Aparco en la Plaza de España. Pienso en Elena. Nunca me la he encontrado por ahí. Me gustaría verla. Yo frecuento más o menos los mismos sitios, con algunos cambios: la Fnac, la Casa del Libro, un sex shop, un bar, y desde hace tiempo también la librería 8 y Medio. Todo muy a mano, entre la Plaza de España y la Red de San Luis. En la caja de la Casa del Libro me tocan la espalda. Es Cande, una vieja conocida de León. Me presenta a su novio y tomamos una caña. Nos despedimos con cariño. Nunca se sabe cuándo seremos saludados.
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